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Ante la crisis global que se está generando, y de la cual aún no sabemos las consecuencias exactas, muchos y muchas empiezan a recuperar el concepto de renta básica universal. Y no es de extrañar: el desempleo ha incrementado a niveles igualables a los de la crisis del 2008, y a nivel mundial. Además, importantes sectores como el del turismo o la hostelería se han visto muy afectados por este parón. De hecho, muchos de ellos siguen sin poder trabajar a completa capacidad. Y lo que es más importante: las personas que vivían al límite, las poblaciones más vulnerables, ahora se encuentran en una situación de desamparo total.

La renta básica universal ha sido apoyada por diversos personajes públicos.

Es por esta razón que muchos gobiernos, instituciones e incluso personajes públicos como el Papa o Luis de Guindos, han apoyado la idea de un ingreso mínimo universal.

En Finlandia, se llevó a cabo un experimento durante el curso de los años 2017 y 2018 para probar la eficacia de una renta básica, diferenciada del pago de desempleo porque no eximía de la posibilidad de trabajar simultáneamente . El experimento consistía en la dotación de la cantidad de 506 euros a una población de 2000 personas de entre 25 y 58 años, seleccionados al azar.

Como dicen los responsables del ensayo, este experimento no se realizó exactamente para probar la eficacia de una renta universal básica. La dotación económica no era suficiente para la supervivencia. Y, además, la población se encuadra dentro de parámetros muy específicos. No obstante, sí que se observaron ciertos beneficios asociados a este sistema de ingresos extra que pueden ser extrapolables y significativos a la hora de valorar un sistema de ingresos mínimos. Y es que, aunque no se vio un claro efecto dinamizador del empleo este pequeño ingreso mensual, sí que se observaron muchos beneficios a nivel de salud mental. Menos depresión, estrés o angustia.

Una sensación de seguridad que, al final, mejora la sensación de independencia y reduce los gastos públicos de manera indirecta.

La motivación por el empleo no parece verse afectada por un ingreso mínimo vital.

También se probó que este ingreso mínimo realizado en el experimento, no disminuyó el tiempo trabajado de aquellos que recibían esta prestación. Si no que, de hecho, con respecto al grupo control, las personas que recibían el dinero trabajaron más días.

renta universal básica

 

Por tanto, se ve rechazada la idea de que una renta básica universal pudiese inducir a la reducción de la motivación de empleo.

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